Quizá lo que más me atrae de esta gran serie de ficción es lo maravillosamente tangible que resulta. Tangible en un sentido estrictamente experiencial, de sensaciones y sentidos. No sólo por el whisky fácil en la oficina, o ese cigarro tras otro cuando aún no estaba demonizado, sino más bien por lo sencillo, o mejor dicho, directo que era afrontar un reto en forma de campaña.

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